La vida
humana se sustenta en principios
básicos: respirar, comer, amar.
Nuestra
supervivencia depende de sistemas muy frágiles: el corazón, los pulmones, el
cerebro, la sangre. Por lo tanto es muy fácil, biológicamente, acabar con la
vida de un ser humano. Puede ocurrir, y ocurre, muchas veces al día, por
accidente o dolo homicida.
Hay cosas que
no son tan simples de explicar y son hechos que no podemos dejar pasar así como
así y como seres pertenecientes a una comunidad, debemos poner atención para
que jamás, ya sea por desidia u omisión, vuelvan a ocurrir si tenemos la
ocasión de evitar.
Guillermo,
nuestro Memo, el Kichullo, se sintió solo. Por algún motivo, en algún momento
nos confiamos y dejamos de prestarle la atención que requería. Paradojalmente
anoche habíamos más de 100 personas en su casa, preocupados por él y su
familia. En esa casa él sintió la soledad más absoluta. Muchas veces tal vez
nos comprometimos a ir “Si, cualquier día de estos voy” dijimos, y siempre
tuvimos algo más importante que hacer.
Guillermo ya
no está acá, pero sabemos que es la mejor persona para haberse ido antes que
nosotros. Era un gallo choro, divertido, cariñoso, travieso y por lo mismo
INOVIDABLE. De él jamás dudaría en que sus acciones fueran guiadas o por el
cariño incondicional a sus seres queridos o por un sentimiento superlativo de
amor propio que le impulsó durante toda su vida.
Hoy no está,
se fue, no por un designio imponderable del destino, sino por decisión propia.
No por un accidente catastrófico, sino porque él lo decidió así. Pero así mismo
hoy, como nunca, ninguno de nosotros está de acuerdo con él en esta desición. Y
nos preguntamos el “por qué”. Y la respuesta es difícil, principalmente porque
nadie puede resolver completamente la ecuación que él calculó para hacer lo que
hizo. Porque nadie puede realmente saber lo que su corazón sentía en este
último tiempo. Por lo mismo más que un
“por qué”, como miembros de una comunidad que lo sobrevive, debemos
preguntarnos “para qué” ¿Para qué murió Guillermo mansilla Lorca?
Yo creo que
la respuesta la encontramos en la persona que está a nuestro lado (mire a su
vecino) ¿Qué sabemos de él o ella? Cuando saludo a alguien y le pregunto “cómo
estás?” ¿Es suficiente? Vivimos en una comunidad relativamente pequeña
¿Realmente sabemos como lo está pasando nuestro vecino, nuestra pareja, nuestro
prójimo?
Guillermo se
sintió solo. Y tomó una desición dramática. Ojalá pudiéramos volver el tiempo y
decirle “Memo, te quiero”. Pero Guillermo ya no está y nos deja una tremenda
pega, nos dice hoy y mañana y para siempre “Ama
a tu prójimo como a ti mismo”, preocúpate de sus problemas como si
fueran los tuyos, acompáñalo como tu quisieras sentirte querido. Aconséjame como
si mi vida fuese la tuya.
Es por
esto que estoy convencido que la
despedida de Guillermo es un último llamado al verdadero cristianismo entre
todos los que estamos aquí y es ese finalmente el legado que él nos deja. AMA A
TU PROJIMO COMO A TI MISMO
Por eso
quiero decirle hoy “Chao Kichullo, muchas gracias”
J.P.P.U. (Mayo 2012)