en la gloriosa Bizancio
gustaba de mirar la luna,
reflejada en un charco.
De su cama en las noches
solitaria se alzaba,
y en el balcón, silente,
erguida esperaba.
Las estrellas al verla
titilaban suavemente
así, en su propio idioma,
saludan a la gente.
A veces pasaba horas
Esperando a que la Luna
Subiera hasta el cénit
Y se reflejara en la laguna.
En esa época lejana
De caballeros andantes
No se usaba sombrero,
Sólo un gran turbante.
La princesa vanidosa,
Siempre a la última moda
Sujetaba con un rubí
Una suave tela mora.
Con el paso de los años
Guerras, invasiones, cruzadas.
La princesa hubo de escapar.
A heredades pacificadas
Donde poder reposar.
Cuando la princesa regresó
A su casa, ya mayor,
Encontró una dulce flor
Que adornaba su balcón.
La flor era sencilla
Única, bella, espigada
Con una simple corona
Que el turbante recordaba
Era este el regalo
que sus amigas le tenían
Las estrellas y la luna
esperaban su venida.
J.P.P.U. diciembre de 2009
Veo que eres todo un bardo, te inspirante en alguna lectura para escribir este poema??... con respecto a tu comentario en mi blog, creo que todo va en la decisión que tomemos, eso nos pondro en el camino de lo establecido o fuera del camino... un abrazo.
ResponderEliminarSalud...
Está muy bueno el poema, me gustó mucho. Sigue así escribes bacán.
ResponderEliminarMuchas gracias por los comentarios.
ResponderEliminarEl poema está inspirado en el estilo de "A margarita Debayle" de Ruben Dario.
Y es uno de los poemas que más me gusta de los que he escrito.