El por qué

Después de mucho resistirme, me abrí a otra herramienta para contactarme con mis semejantes, trataré de ser constante y publicar sólo textos propios.
La idea es presentar una visión crítica y artística de las cosas, el humor será generalmente negro, advertencia a la gente grave.
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jueves, 10 de marzo de 2011

Angie¿?


(Recomiendo escuchar Angie, en bossanova al leer esta entrada)

¿Has tenido alguna vez una herida que parece que nunca va a sanar?

Me acuerdo que me pasó una vez, cuando era bien chico, me debo haber caído o algo y me hice una herida en la rodilla, no muy profunda, era más bien un raspón que una herida (abrasión me soplan que se llama). Como sea. Era casi tan grande como la palma de mi mano y sangraba por varios puntos. Recuerdo que tenía que levantar la costra para limpiar el pus, lo hacía cuando me bañaba y la costra estaba más suave. Cuando iba a misa, en la Consagración, cuando hay que agacharse, me arrodillaba en una sola pierna. No sé bien cuanto tiempo tuve la rodilla herida, pero ciertamente recuerdo haber pensado cómo sería pasarse toda la vida con esa herida ahí.

Ahora tengo un problema parecido, claro que no es corte ni raspón ni abrasión, es la molestia de haberme pegado una cagada. No haber solucionado un problema y finalmente quedarse con ese gusto desagradable del trabajo inconcluso. Por supuesto que hablo de una mujer, era una chica algo menor que yo con la que estuve saliendo (harán ya unos 10 años) mientras yo pololeaba con otra, por supuesto ninguna de las dos lo supo. Nos veíamos en el colegio, nos saludábamos, hablábamos un par de palabras y nada más. Luego, en la tarde después de clases la iba a buscar a su casa, creo que sólo una vez me invitó a pasar, nunca conocí a su familia, tampoco le presenté a la mía, no proyectamos nada. Era todo súper simple: ella y yo, caminando por la calle, mirando el lago, disfrutando de la compañía mutua. A estas alturas no me acuerdo ni de su nombre, es más, estoy seguro de que si la viera en la calle no la reconocería, debe haber cambiado tanto. Lo último que supe de ella es que “parece” que estudia en Conce, “parece” que Arquitectura, “parece” que ya no vive en la misma casa…..

Ya es todo tan vago que perdí toda esperanza de verla otra vez. Sólo me queda el recuerdo de la textura de su espalda y la cintura mejor torneada que he tenido alguna vez en mis manos y una caminata por un bosque, en la noche, los dos abrazados y alumbrados por una vela.

Srta Angie, fue un placer.


P.S.:   Y pasó lo mismo que yo decía. Ayer la vi, creo que la vi… no, estoy seguro que era ella. Iba yo caminando y venía de frente, le di una mirada, preguntándome “¿Quién es ella? Estoy seguro que la conozco” ella también me miraba. Aparté la vista y no pude evitar volver a mirar “¿Quién es?”, ella seguía mirándome. Pasamos y seguí caminando, 10 metros, quince… “ES ELLA!!” me volví, esperando tontamente que ella hiciera lo mismo. Haberle gritado ¡ANGIE!! Había sido demasiado dramático, no fui capaz de hacerlo. Y perdí la última oportunidad, hoy no la vi en todo el día y eso que pasé 8 veces por esa misma cuadra.


J.P.P.U. febrero 2011

1 comentario:

  1. Me gustó mucho la historia JotaPé, creo q acabo de enamorarme también de Angie. Ufff...

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