El paracaidista apareció de pronto
con su ala desplegada.
Venía volando de lejos
silencioso.
La primera que lo vio venir
asustada,
miró sobre el hombro
y gritó al primero que pudo oir
“Ahí viene!! Que hacemos?”
“Tranquila princesa,
está lejos,
pongamos otro plato,
ordenemos la mesa”
En el trayecto hasta el destino
el viento trajo aromas
y los asistentes
ya tranquilos,
se reían, hacían bromas.
Se miraban, sonreían,
esperaban al viajero
hasta hicieron planes
de asados y discadas
mariscos y corderos .
mariscos y corderos .
El viento
cambió de rumbo.
El aire se enfrió
y de un momento a otro
el paracaídas se cayó.
Fue de improviso,
en un instante,
desapareció
de sorpresa,
quedaron los planes listos
y un plato de más en la mesa.
J.P.P.U. febrero 2011
jajaja paracaidistas, o invitado de piedra...en este caso no parece de piedra pero por haber dejado plantado al resto lo será.
ResponderEliminarLa idea del paracaidista es porque nunca fue invitado... pero finalmente era esperado con ansias... y no llegó.
ResponderEliminarEs una metáfora tal vez un poco rebuscada..